Construyendo una autoridad sana

man and woman carrying toddler

El trabajo de los padres o encargados de niños y niñas es tanto una bendición como un gran reto, Dios les da un posición de autoridad llena de amor. La responsabilidad que tienen en sus manos es de ser ejemplo, guía y la tarea de supervisar sabiamente el hogar y las vidas de sus hijos. Debemos comprender que la autoridad de los padres, madres o encargados es una llena de amor, sin amor la autoridad sería insensible, tirana, y sin posibilidad de ser un guía que propicie confianza, la autoridad amorosa que Dios les da a los padres es digna de confianza; es actuar de una manera que los niños y niñas vean un ancla firme a donde sostenerse en  momentos de crisis, es hacer lo bueno y lo mejor que se pueda por aquellos a quienes ama. La tarea de los padres, madres o encargados que aman a Dios es la de modelar una influencia como la de Jesús, y en lo cotidiano enseñarles a los hijos e hijas a un Dios en el que pueden sentirse confiados en acercarse.

La tarea no es sencilla, y se complica debido a que los niños en las diferentes etapas del desarrollo se rebelan y rechazan la autoridad, es parte del descubrimiento del mundo, de su identidad, y de una manera de probar quiénes son sus padres. También ocurre, en diferentes grados, por el carácter y personalidad en formación de los niños, otras, por modelaje de su entorno familiar o influencias de sus pares, o lo que ven en televisión o redes sociales. Ante situaciones como estas, hay que pedir sabiduría para actuar de una manera autoritaria pero amorosa, si actuamos exigiendo obediencia porque somos la autoridad, es muy probable que el niño se rebele aún más, respondiendo con una actitud de no dar el brazo a torcer, luchando por independencia.

Un punto que los padres o encarados deben tener muy presente es que el amor, la confianza y la autoridad se van ganando en la cotidianidad, su rol de padres seguirá siendo el mismo, pero la manera en que lo perciben los niños varía, y es responsabilidad de los padres mantener su rol de formadores principales de la vida de sus hijos, en la actualidad, por el trabajo y las miles de distracciones, los padres dejan de asumir el rol activo de padres a otros, claro que sin esa intención, pero se hace de manera camuflada, y esto ocurre en el esfuerzo de mantenerlos entretenidos, en lugar de tener espacios en donde se relacionen con ellos, no es lo mismo saber qué hacen durante el día, sus clases en la escuela, en la iglesia, o estar sentados en la casa viendo la tv, que realmente saber cómo se sienten, qué experiencias han tenido, qué piensan sobre diversos temas etc. Lamentablemente, y aunque suene fuerte, se pasa por alto la mayoría de sus experiencias diarias. Por esto, hay que cuestionarse lo siguiente, si no estamos siendo padres o encargados activos en las vidas de los niños, más allá de suplir necesidades básicas, pero sin propiciar espacios de relación profunda ¿por qué nuestros hijos continuarían aceptando nuestra autoridad?

Por supuesto, que los padres hacen lo mejor que pueden, y trabajan con amor y entrega para llevar sustento a sus familias, pero debemos ser conscientes de cuánto tiempo dedicamos a que nuestros hijos tengan relaciones significativas en lugar de mantenerlos felizmente ocupados ¿Promovemos intimidad, o indiferencia pasiva? Recordemos que los niños necesitan y buscan guía, autoridad, y cuando la necesitan buscarán aquello que les ha generado confianza o capturado su atención, y en muchos casos serán sus pares, o personas que no les interesa realmente su bienestar.

Debemos ser sabios y comprender que el rol de influencia que ejercemos con los niños varía conforme ellos van creciendo, pero sabemos que independiente de la edad, la voz de los padres, será una voz de gran influencia en sus vidas. Y la confianza y autoridad amorosa se construye por medio del tiempo y relación de calidad que se les dé, no por medio de amenazas, o castigos.

La autoridad de los padres no se trata de imponerse, o ejercer poder. Se trata de tener la sabiduría de ser un ejemplo de vida. De centrarse en la relación con los niños y ser como Jesús lo fue con sus discípulos, que valora el bien de aquellos que son liderados.

Por lo tanto, en lugar de volverse más autoritarios con sus hijos, invierta en la relación que tiene con ellos. La mejor manera es empezar desde que son pequeños, pero si no fue así, haga el esfuerzo por hacerlo ahora, muéstreles su amor, con el interés por lo que hacen, las actividades que les gusta, sus gustos, esto requiere tiempo para por limitar el pasar tiempo en otras distracciones y pasar tiempo con ellos, al principio puede ser difícil, pero valdrá el esfuerzo.

Una relación sólida y amorosa sirve en muchas maneras. Estas son algunas:

  • Logra establecer un modelo de respeto adecuado, no basado en el miedo sino en liderazgo sano.
  • Modela la relación que tuvo Jesús con sus discípulos.
  • Crea un ambiente seguridad y conexión entre padres e hijos.

Promover estas cualidades prepara a los hijos a enfrentarse al mundo y desarrollar mejor sus habilidades.